En el calendario del comercio internacional, el Día Internacional del Agente Aduanal ya tiene lugar propio. El 27 de noviembre se reconoce el International Customs Broker Day impulsado por ASAPRA para la comunidad iberoamericana, mientras que desde 2024 la IFCBA instauró el International Customs Brokers Day cada 26 de enero, alineado con el Día Internacional de las Aduanas y con el mensaje de la OMA de trabajar con “socios tradicionales y nuevos con propósito”.

La magnitud del escenario donde actúan estos profesionistas es contundente: el comercio mundial de bienes y servicios alcanzó alrededor de 33 billones de dólares en 2024, un máximo histórico impulsado por el crecimiento del intercambio de servicios y pese a la volatilidad geopolítica.

Detrás de ese flujo están 186–187 administraciones de aduanas integradas en la Organización Mundial de Aduanas (OMA), responsables de procesar cerca del 98% del comercio global.

Es en ese entramado donde los agentes aduanales y customs brokers se vuelven traductores de reglas, arquitectos de datos y administradores de riesgo.

Aunque no existe una cifra única global, solo en Estados Unidos hay alrededor de 11 mil agentes aduanales con licencia vigente, lo que permite dimensionar una comunidad profesional que, a escala mundial, suma fácilmente a decenas de miles de especialistas.

Su trabajo ocurre en un entorno en el que más de 180 jurisdicciones aduaneras aplican reglas distintas, con una red creciente de tratados comerciales y medidas de seguridad fronteriza. La implementación del Acuerdo de Facilitación del Comercio de la OMC, por ejemplo, tiene el potencial de reducir los costos del comercio hasta en 14.3% y sumar hasta 1 billón de dólares al año al intercambio global, al simplificar y digitalizar procesos en frontera. Nada de eso ocurre sin agentes aduanales capaces de interpretar, documentar y ejecutar.

Al mismo tiempo, la profesión vive bajo una lupa más intensa. Cumplir ya no es solo transmitir pedimentos correctos; es gestionar trazabilidad, origen, sanciones, valor en aduana y cadenas de suministro cada vez más vigiladas.

En América Latina y particularmente en México, las nuevas reformas aduaneras endurecen la responsabilidad de las patentes y amplían las facultades de fiscalización, en un contexto donde se han cancelado patentes y abierto decenas de investigaciones penales ligadas a fraude fiscal y contrabando.

El mensaje es claro: el agente aduanal es pieza clave para que la lucha contra la evasión no se traduzca en parálisis del comercio legítimo.

La revolución digital también reconfigura el perfil del agente. La OMA y diversos foros especializados destacan la irrupción de la analítica de datos, la inteligencia de fuentes abiertas (OSINT) y la ciberseguridad como competencias obligatorias para quienes intermedian entre operadores logísticos y autoridades. En paralelo, la propia OMC estima que la adopción de inteligencia artificial podría incrementar el valor del comercio mundial más de 30% hacia 2040, al reducir costos de coordinación, traducción y cumplimiento, siempre que existan reglas claras e inclusión digital.

En este Día Mundial del Agente Aduanal, más que repetir que son “eslabones fundamentales”, vale reconocerlos como lo que ya son: estrategas de frontera. Son quienes convierten reglas técnicas en operaciones posibles, quienes mitigan riesgos en entornos de aranceles crecientes y quienes acompañan a las empresas —desde pymes exportadoras hasta corporativos globales— en su tránsito por un comercio de 33 billones de dólares que no se entiende sin ellos.

El reto hacia adelante será doble: seguir elevando estándares de ética y profesionalización, y al mismo tiempo abrazar la revolución digital para que la facilitación del comercio no sea un discurso, sino una realidad medible en días, costos y certidumbre para la economía global.


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