En situaciones de emergencia, el transporte adecuado de medicamentos, vacunas y órganos es esencial. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 50% de las vacunas se desperdician a nivel mundial debido a problemas en la cadena de frío, lo que resalta la fragilidad de la logística médica. Este problema se intensifica durante emergencias, donde las infraestructuras dañadas, las rutas bloqueadas y los fallos en los sistemas de refrigeración pueden comprometer la estabilidad de los insumos médicos, afectando directamente a los pacientes que dependen de ellos.